Estudiantes de Ingeniería Electrónica tuvieron destacada participación en mundial realizado en Rumania.
El Ing. Luis Vargas ha tenido la oportunidad de ver a varias generaciones de talentosos alumnos crear y desarrollar proyectos únicos en su tipo. Pareciese que esa ecuación de amor por la innovación y acceso a la tecnología, con la que nacieron los chicos del nuevo siglo, les es pasaporte en una era en la que la imaginación se encarna en la máquina para optimizar la producción y efectivizar los procesos en todas las escalas.
Alejandro Ángeles Rodríguez (21), Juan Diego Carranza Vega (20), Nick Rodríguez Urquiaga (25) y Alonso Gil Peláez (20), conforman un grupo de jóvenes que actualmente cursan el noveno ciclo de la carrera de Ingeniería Electrónica que, desde que estaban en sexto ciclo, se enrumbaron en la aventura de la competencia en el desarrollo de robots mediante la automatización.
De hecho, su curiosidad y espíritu de investigación, los llevó a superar fases nacionales y regionales hasta llegar al Mundial de Robótica desarrollado el año pasado en Rumania, donde se enfrentaron a equipos de todas partes del mundo, haciendo de su participación, una experiencia realmente transformadora. “Participamos en la categoría Seguidor de Línea. La etapa nacional se desarrolló en Arequipa, una vez clasificamos competimos en Ecuador contra otros teams de Latinoamérica; y finalmente logramos la ansiada clasificación al mundial en Rumania. De hecho nos enfrentamos a equipos bastante consolidados que desarrollan tecnología de la más alta calidad hace muchos años. Esto nos permitió exigirnos más y generar un mayor aprendizaje”, comenta Alejandro, quien además de ser un apasionado por la Ingeniería Electrónica también encuentra agrado en la programación software.
Amor por la tecnología
Nuestros muchachos la tienen clara. Están decididos a revolucionar las formas de creación de máquinas y dispositivos automatizados, y encuentran en la robótica un gran nexo con el mundo. Su amor por la tecnología nació hace mucho, desde que entendieron que armar y desarmar cosas era más que un hobby cuando eran niños, y que el sentido de investigación e interés por descubrir algo nuevo era solo el inicio de un proceso de aprendizaje que desean no termine nunca.
