Compartimos algunos consejos prácticos para superar el miedo a hablar en público.
Todos hemos pasado por esto alguna vez. La poca preparación o nuestra propia personalidad puede que nos juegue una mala pasada cuando nos toca ocupar el espacio frontal del aula para exponer. Sudoración en las manos, problemas para hilvanar ideas, hasta una ‘amnesia’ colectiva abre paso al pánico cuando se nos ocurre completar las ideas que un compañero dejó en el aire. En realidad, estas circunstancias suelen ser parte de un problema común que se presenta en la vida de adolescentes y jóvenes como nosotros.
Para que no te pase más, compartimos contigo algunos consejitos para superar estos inconvenientes. El reto está en vencer esos temores y lucirte la próxima vez que te toque ir “al frente”.
1. Prepárate bien
Uno de los errores frecuentes que cometemos cuando somos jóvenes es dejar para mañana lo que debimos hacer ayer. El tiempo pasa y el momento indicado para empaparnos del tema, también. Imagínate si debes exponer algo que no conoces, es normal—a menos que tengas dotes increíbles de orador—que tú mismo no te encuentres en el espacio, y la tensión empiece a generar sofocación, agotamiento e inseguridad. Por eso, la próxima vez que tu grupo deba exponer, no te confíes que alguien más lo hará. Estudia, estudia y estudia. Así será más fácil.
2. Refuerza tu confianza
Quizá en algún momento sufrimos alguna experiencia negativa en un caso similar, y enfrentar el nuevo reto represente ahora un hecho que nos llena de temor. La vergüenza suele ser una construcción desarrollada con el tiempo a base de situaciones adversas que nos hacen dudar de nuestras propias capacidades. ¿Cómo reforzarlas? Aquí hay que elaborar todo un plan. No es tan sencillo, pero tampoco imposible:
- Redescubre tus habilidades
- Encuentra motivaciones que te animen a lograr cosas importantes
- Recuerda que debes amarte y valorarte tal cual eres
- Empieza a realizar un calendario de logros y metas a corto plazo
- Comparte con personas que reafirmen tu confianza, que sean sinceras y empáticas
- Ocupa tu mente en actividades productivas
- Pon el reloj en cero y échate ánimos. Nunca es tarde para empezar otra vez
3. La práctica hace al maestro
Si reconoces algunas dificultades para expresarte o crees que el nerviosismo podría sobreponerse a lo que conoces del tema, ¡practica! Puedes simular una exposición en casa, utiliza algunos elementos que te permitan generar esa atmósfera de clases y prueba una vez tras otra hasta que la última te salga mejor.
Sentir de vez en cuando nervios es comprensible, pero que te dominen e impidan hacer las cosas, ese si es un problema. ¡Ponte a prueba hoy y obtén resultados increíbles pronto!